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Joan Clotet: ConCiencIA y PersistencIA

Joan Clotet: ConCiencIA y PersistencIA

  • octubre 05, 2017

Me interesa el futuro porque es el sitio en el que voy a pasar el resto de mi vida, Woody Allen.

Inicio con esta cita para “Allen”taros a mirar al futuro con optimismo cuando pensamos en inteligencia artificial y su impacto en el futuro del trabajo.

La inteligencia artificial (IA) hoy

La IA es la parte de la informática dedicada a desarrollar algoritmos que permiten que una máquina se comporte de forma parecida a un cerebro humano: escuche, comprenda, razone e incluso aprenda para mejorar por sí misma.

Al ritmo que la Ley de Moore formula, duplicando capacidad de proceso computacional cada dos años, ningún cerebro humano podrá competir en poco tiempo con un ordenador en muchas de las tareas con los que hoy los mantenemos entretenidos. La inteligencia artificial avanza para ofrecer numerosas mejoras en el ámbito industrial y de consumo que nos llevan a los clientes de lo radical a lo normal y de la sorpresa a la necesidad en un pis pas.

Por citar sólo algunos ejemplos conocidos:

  • Uber que nos llevará volando a destino sin nadie a los mandos a quien dar conversación.
  • Siri que nos conoce cada vez mejor y escuchará, entenderá y sugerirá con progresiva naturalidad
  • Netflix que propone y mejora nuestra experiencia de usuario en base a nuestro patrón de navegación y consumo de contenidos
  • O estos eficientes y sintéticos asistentes profesionales que buscan contactos comerciales, leen documentos y agendan reuniones por nosotros sin darle a una sola tecla.

Si pensamos en mañana existen todo tipo de predicciones sobre la evolución e impacto de esta IA en el mundo del trabajo por parte de analistas, futuristas y otros actores que muchas veces riman con pesimista. Sin entrar aquí en el necesario debate intelectual, social y ético, la historia y el sentido común nos dice que allí donde haya oportunidad, las organizaciones seguirán apostando por la tecnología para operar de forma más eficiente y orientada al cliente, al ritmo que bolsillos y personas quieran y puedan asumir.

Asumiendo eso como cierto, ¿qué rol tomará la empresa con sus personas ante la IA?

La empresa que sepa combinar capacidades humanas y tecnológicas a tiempo, será la más competititiva, integrando lo mejor de cada casa para no languidecer protegiendo modelos de negocio y puestos de trabajo que el mercado y los consumidores destruyen a ritmo de click. Los gestores inteligentes y atrevidos invierten en talento y confianza, en sus personas, en futuro y en su relación con las máquinas (desde la comprensión a una convivencia armónica y simbiótica llegado el momento). Invertir en trabajadores aumentados y en talento creciente es y será motor de progreso.

¿Y cómo puede reaccionar el trabajador en este proceso ?

Siendo ese concepto tan variado y variable como lo somos las personas, conviene ir asumiendo que todos sin excepción estaremos afectados de un modo u otro, antes o después por la entrada progresiva de estas nuevas capacidades en nuestro día a día. El horizonte temporal que prevemos no debería ser el que menos incomodidad nos genere (¿el más cercano a nuestra jubilación?) sino que recomiendo ser más presentistas que futuristas: ocupándonos y tomando decisiones ya antes de que alguien lo haga por nosotros.

Sea cual sea nuestro trabajo, tenemos que entender y abrazar las nuevas tecnologías, no dejar de formarnos, cuestionar y revisar periódicamente qué y cómo lo hacemos y enfocarnos en aportar más valor a nuestros clientes internos o externos. En definitiva y como en el pasado, utilizar las nuevas tecnologías para ser trabajadores aumentados, personas más capaces y capacitadas para aportar en un entorno cambiante.

En los inicios de un proceso imparable nuestro reto es seguir siendo mejores que las máquinas. Para ello, además de adquirir competencias digitales, tenemos que crecer y ejercer de forma persistente en habilidades genuinamente humanas, saber escuchar más y mejor que SIRI, cuestionar con criterio para qué hacemos las cosas (el qué y el cómo serán pasto fácil para las máquinas). Debemos tener una actitud más creativa, mayor capacidad y actitud para resolver problemas, ser relacionalmente inteligentes (incluyendo a las máquinas) y ser más conscientes y capaces de liderar nuestra propia carrera profesional. En un terreno más personal creo que también somos ejemplo para nuestros hijos, que con importantes retos y oportunidades por delante, nos observan y aprenden de nuestros miedos, errores y aciertos, mientras teclean con soltura en sus tablets, se organizan en Slack  y aprenden y se divierten en Youtube.

El futuro es incertidumbre y ésta requiere curiosidad y buenas preguntas, que nos llevan a la comprensión. Entender reduce nuestro miedo a lo desconocido y sin miedo tomamos mejores decisiones y actuamos, que en realidad es lo único que nos permite crecer, influir y crear en ese futuro que inicialmente temíamos.

La IA es una nueva invitación (cuando no empujón) a reflexionar, evolucionar y decidir con tiempo la dirección en la que queremos crecer. Es una excelente alerta que la ciencia regala a nuestra conciencIA para tener más presente que no hay que dejar de aprender para ser mejores profesionales y mejores personas, mejores humanos, capaces de entender, diseñar, integrar y convivir con nuevas inteligencias en un futuro progresiva e inevitablemente híbrido.

En medio de la dificultad, reside la oportunidad, Albert Einstein

 

Artículo de Joan Clotet, publicado en su blog

Joan ClotetTalent Innovation Manager en Ferrovial.

Es humanista digital, comprometido con el talento, la innovación y el cambio positivo, y actualmente desempeña este rol en Ferrovial -referente mundial en el sector de las infraestructuras y los servicios-, tras tres décadas trabajando en el mundo de la tecnología, consultoría y la dirección de sistemas de información. Es diplomado en dirección de empresa y en dirección estratégica de sistemas de información y coach ejecutivo. Parte de su filosofía vital se plasma en el libro “¿Quién quiere a Pepe?”, en el que con Salvador de Tudela dio vida al curioso hallazgo de un anillo por la calle y la historia de crecimiento personal que inspira.

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